Abril.
El mes en que falleció mi padre, Carlos. El fue ejemplo para mucha gente, no solo para sus hijos, sobre la importancia de la familia, de los amigos, de disfrutar la vida y de ayudar a los demás. También muchos lo recuerdan por sus ideas locas y porque vivió su vida según sus propias reglas.
Podría contarles lo difícil que es perder a alguien a la distancia. O atravesar un duelo y una cuarentena por epidemia en simultáneo. Pero hoy quiero concentrarme en el dolor por una pérdida.
Una pérdida que puede estar relacionada a la muerte de un ser querido, pero también a una mudanza, a una orden de cuarentena, o al cambio de rutina cuando nos convertimos en madres.
Lo que causa dolor es saber que no se puede volver atrás, y ser la misma persona que eras. Y cuando uno se aferra, inevitablemente se enceguece hacia las nuevas posibilidades que la vida te presenta.
Concentrarse en lo que no puede ser, y soñar despiertos sobre lo que podría haber sido nos pone con la mentalidad incorrecta y no vemos las nuevas posibilidades que se nos presentan.
Sheryl Sandberd, en su libro Option B, describe cómo afrontar la adversidad, desarrollar la resiliencia y alcanzar la felicidad.
Para escribir este libro se basó en su propia experiencia de perder a su marido repentinamente. Luego de un evento traumático, algunas personas desarrollan ansiedad o depresión. Otras son más resilientes y vuelven a su estado emocional antes del suceso. Un tercer grupo crece. Este crecimiento puede darse en varias formas, como, por ejemplo, tener relaciones más profundas, encontrar el sentido a la vida o descubrir nuevas posibilidades.
Las investigaciones han demostrado que no nacemos con una cantidad determinada de resiliencia, sino que esta es un músculo que todos podemos desarrollar.
Más allá de las incomodidades de quedarse en casa, intento enfocarme en las cosas positivas que surgen en esta pandemia.
- La naturaleza respira.
- Mis hijos aprendieron a hacer pan.
- Aprendí a hacer origami. Nivel Uno. Y a hacer fideos caseros, Nivel Nona Isabel (abuela paterna). Aunque me faltan críticos calificados que avalen semejante afirmación.
- Me interioricé en el aprendizaje académico de mis hijos.
- Por primera vez, salimos los cuatro integrantes de mi familia a pasear en bicicleta por el barrio.
Estoy convencida de que frente a esta pandemia saldremos fortalecidos, y evolucionaremos como humanidad.